Generalmente cuando un autor nuevo o más actual tiene mucho bombo, me genera desconfianza. Sobre todo, si el grupusculo de fans es una versión neo hipster pseudo elitista. Y es por ello que rehuye de algunos autores que tiene su cohorte de acólitos fanáticos dogmáticos. En el estricto sentido de la palabra. Puede que sea el caso de Alberto Laiseca, puede que no, quedara para otro lugar ese debate. Este libro, que se debe leer con la mente abierta y con el sentido del humor afinado, es prohibitivo para cultores de la cancelación. Debería venir con un prospecto de contraindicaciones como los remedios. Creo que prontamente será parte de la sección "cosas que hoy (en tiempos de la cultura cancelatoria) no podrían existir. La verdad es que como humor absurdo y como sátira en si, funciona muy bien. Aplaudo la osadía que, aunque sin parecerme la quinta esencia de las letras argentas, tiene un interesante aporte en un mundo mojigato y puritano como el de hoy.
Fantasías pervertidas de ayer y hoy presentó...
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