domingo, noviembre 30, 2025

Bocetos para la trampa 34: Comportarse o no ir de trampa, razones para no hacerlo.

Foto: Sasha Grey
"Les preocupaba tanto si podían o no hacerlo que no se pararon a pensar si debían."
Ian Malcom, Jurassic Park

Ya hemos hablado de esto. Antes de ir de trampa, debe uno preguntarse porque lo hace. Si es una razón que parece válida o que podemos sostener un tiempo, no juzgamos. Las malas razones es por revancha a tu pareja, por sentirse más piola o más macho. Tener varias mujeres no te define como hombre. Sos un hombre hecho y derecho, por eso atraes a las mujeres. No al revés. Esto que parece de gurú de seducción que te vende el curso carísimo de como encarar minas con sombrero de vaquero; te lo concedo gratis. No intentamos aquí hacer más que un análisis, no existe en esto una verdad absoluta. Todo esto se basa en la experiencia y por ello la de otros nos enseña. Si tu razón te parece válida, aunque no juzgamos cual sea, adelante. Solo debés preguntarte si no vale la pena mejor, cortar esa relación antes que ser infiel. Mejor separarse antes que ir por el lado del engaño, de esconderse, de salir con otras que no te valoran o que te usan. No existe una respuesta correcta para todos. Solo uno sabrá, basándose en como le resulta o como se siente con la trampa, si es la razón correcta o es una idiotez lo que está haciendo. 
El problema del poder ya fue tratado en otro apartado. Estás cediendo tu poder si vivís persiguiendo a las mujeres. Después ellas se quejan que les estás encima, cuando si no le das bola, sos un princeso. No caigas en su juego, no hagas lo que esperan, que le estés atrás. Hacé tu vida y eso atraerá mujeres de mayor calidad. Es mejor ser libre, no prometer nada a nadie, antes que andar todo el tiempo escondiéndose. Antes que mentir, es mejor ser honesto con uno mismo. Siempre a posteriori habrá celos aunque no les haya dado exclusividad. En ese caso, podés manejarte como si fueras de trampa, pero con la libertad de saber que no tenés un compromiso. Las tóxicas siempre querrán tener libertad ellas pero que vos seas un esclavo. O quieren exclusividad de tu parte y cuidado con que oses siquiera mirar de reojo a otra mujer, pero ellas son las mujeres empoderadas que pueden estar con todos los que quieran. Para estar así, es mejor estar soltero. 
Como dije antes sobre basarnos en la experiencia, ya que es siempre real y sirve como un buen o un mal parámetro, me ha pasado cosas extrañas como a todos. Una vez, estaba de trampa con una amiga que habíamos tenido una historia. Yo en pareja, ella recién peleada con un flaco. Nunca le dije que yo estaba con alguien más, aunque tampoco preguntó. Comentó algo como que no entraramos en el escabroso tema de la exclusividad, quizás porque temía que yo no se la diera o ella no estaba dispuesta a darla. Curtimos varias veces, siempre de forma explosiva, espectacular; la pasábamos muy bien. Comencé a evaluar sobre dejar a mi pareja y quedarme con la otra. Pero algo no me cerraba, aunque la relación oficial yo la sentía vencida y terminada, la amante no actuaba como alguien que quiere ponerse en serio conmigo. Me cancelaba uno de cada dos encuentros que arreglábamos. Siempre ponía excusas, tenía compromisos que recordaba de repente. La madre, amigos, otro que bien podía ser el amante aunque ella decía que era solo un amigo nomás; todos estaban antes que yo. Actué en consecuencia y me la tomé como un mero divertimento, que más adelante o más atrás en el tiempo se cortaría. A las pocas semanas, mientras seguía observándola y evaluando sus actitudes, me comentó que el famoso amigo con el que había ido a la escuela, se le había tirado o algo había pasado entre ellos. Quiso minimizarlo con que no era lo que yo pensaba, convirtiéndose en el cliché más gastado del mundo. Cuando me mandó ese mensaje para contarme, porque merecía saberlo, queriendo ser empática con decirme que estaba eligiendo a otro; no le respondí más y me llamé a silencio. No sentí que valiera la pena decir nada más, yo ya venía viendo sus acciones más que sus palabras. Lo que decía, que yo era la mejor pija que tuvo alguna vez, que le encantaba como la cogía, etc. Pero en sus acciones, mostraba dudas, distancia, poco compromiso. Así que las mujeres siempre van a decir una cosa, pero más que escucharlas hay que ver como actúan y que hacen. Estudiar sus acciones nos va a contar más verdades, sobre todo algunas incómodas, sobre sus pensamientos o acerca de sus sentimientos. Afortunadamente, no corté mi relación por semejante histérica, que nunca terminó de definirse. Pero si algo tenía claro yo, era que no quiero ser la opción secundaria de nadie. O soy la primera opción o no soy nada. Suplente nunca, siempre juego de titular.
Fantasías pervertidas de ayer y hoy presentó...

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