“La mejor parte del valor es la prudencia.”
Shakespeare, Enrique IV, parte 1, acto 5, escena 4.
Si algo aparte de la culpa puede afectar al infiel son los nervios. Algo que ya he planteado es sobre tener temple para mantenerse tranquilo. En esta ocasión, ahondaremos en este aspecto tan crucial, por ello conviene reiterarlo, Como ya dijimos, permanecer tranquilo es fundamental para no ser descubierto. Muchos hombres se ponen nervioso, también ante la frustración de un plan que no sale, cosa que los termina delatando. Esto fue visto en el capítulo anterior, por lo que sigamos con los nervios por el hecho de la trampa en si. Más de un hombre se pone nervioso ante la perspectiva de concretar una infidelidad. Si eso persiste y el miedo te entorpece, es preferible que no lo hagas. Eso solo puede terminar en una chapuza. Los nervios te van a hacer reconocer, así como la culpa. Y lo que siempre se debe hacer es negar. Los nervios te pueden llevar a cometer un error, a que te apures por ver a tu amante. A que no estés atento y tu pareja te descubra. Estar nervioso, de hecho, es tan espantoso por algo más crucial aun. No te permite el disfrutar. Y si no vas a disfrutar de la escapada sexual? Para que lo hacés en primer lugar? Si te va a resultar como causa de sufrimiento por miedo o nervios o culpa… No conviene que lo hagas. No solo por ser descubierto o deschavarse solo, sino por que puede que ni funciones, por estar pensando en forma paranoica. Ir con la amante y tener problemas de erección, es como ir a comer a un tenedor libre y no poder por un ataque de acidez. Lo primero que se debe hacer, antes de concertar una cita con la amante, es calmar los nervios. Saber mantener la cabeza fría y actuar como si nada pasara. Cara de piedra y conciencia tranquila, sucia pero tranquila al fin. También la ansiedad por concretar el encuentro o por estar charlando con la “otra”, es una señal que buscan las mujeres y que logra que un hombre infiel se venda solo. Cuando imbéciles han estado sonriendo mientras chateaban con la amante y se decía cositas, mientras la esposa lo veía, para que luego le revisara el celular y lo descubriera. Y lo peor de todo, es que solo había quedado en charla, no había ocurrido nada, aunque el divorcio posterior seguramente si. A cuantos idiotas conocés que la emoción por sentirse “machos”, “piolas”, “infieles; los hizo deschavarse ellos solitos? Yo se de unos cuantos. Porque el poco hombre no supo mantener la cabeza fría y dejar el apasionamiento para la intimidad. Ser frío en la realidad, como el invierno. Ser un infierno en la cama, como la hoguera de las vanidades.
Fantasías pervertidas de ayer y hoy presentó...
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