domingo, octubre 20, 2013

¿Que Asex, Barthes? (El placer del texto 2)

(Fragmento correspondiente a "El placer del texto" de Roland Barthes.)
Vieja, muy vieja tradición: el hedonismo ha sido reprimido por casi todas las filosofías, sólo entre los marginados se encuentra la reivindicación hedonista: Sade, Fourier, para Nietzsche mismo el hedonismo es un pesimismo. El placer es siempre decepcionado, reducido, desinflado en provecho de los valores fuertes, nobles: la Verdad, la Muerte, el Progreso, la Lucha, la Alegría, etc. Su rival victorioso es el Deseo: se nos habla continuamente del Deseo pero nunca del Placer, el Deseo tendría una dignidad epistémica pero el Placer no. Se diría que la sociedad (la nuestra) rechaza (y acaba por ignorar) de tal manera el goce que no puede sino producir epistemologías de la Ley (y de su impugnación), nunca de su ausencia, o mejor: de su nulidad. Es curiosa esta permanencia filosófica del Deseo (en tanto nunca es satisfecho: ¿esta palabra no denotaría una “idea de clase”? (Presunción de una prueba bastante grosera pero sin embargo bastante notoria: lo “popular” no conoce el Deseo, solo placeres.)
Fantasias pervertidas de ayer y hoy presentó...

lunes, octubre 07, 2013

Justine, o los infortunios de la virtud.

(Crítica literaria sobre el libro de Donatien Alphonse François, marqués de Sade. Publicada originalmente en www.delibrary.blogspot.com.ar )
"Generalmente cuando se habla del marqués de Sade, la gente se impresiona y surge el preconcepto que la actividad eclesiastica ha creado de él. Haciendo gala de una semiotica berreta, se lo iguala al concepto de sadismo, concepto del que deriva su nombre. Y solo se recuerda algo así como que era un loco que torturaba y una cosa por el estilo que no muchos tienen en claro. Lo que nadie recuerda y sabe, o pocos lo hacen, es que Sade fue un revolucionario ideológico. En plena época de la revolución él ya estaba preso por su caracter anómico. El marqués ya criticaba la hipócrita sociedad francesa de doble moral cuando Robespierre era apenas un intento de revoltoso y los jacobinos no eran ni un club barrial.
En los Infortunios de la virtud, primera versión de Justine, nos presenta la historia de una desgraciada por ella misma. Una joven que por apegarse a su moral y hacer gala de su ingenuidad, sufre todo clase de penurias. Siendo siempre víctima y nunca tomando las riendas de las circunstancias. Crítica feroz a la moral francesa, la sociedad moderna y la religión cristiana. Sade pone en Justine a un estereotipo de persona victimizada, el hecho que sea mujer es un tanto causal, mostrando la vulnerabilidad de la mujer de esa época. Un libro que es necesario tener mente abierta para leer, si no es inutil.
Si Dante Alighieri se encontrara con el marqués de Sade y nos recomendara su lectura, imagino que diría: "Abandonese aquí todo prejuicio". Porque es lo que se necesita para leer al marqués de Sade."
Fantasias pervertidas de ayer y hoy presentó...

martes, octubre 01, 2013

Quien sabe gobernar a una mujer sabe gobernar un estado. (Honoré de Balzac)

Entre el autor del título y el anónimo de la foto, hacen un intento de arribo al objeto de estudio masculino por excelencia. Me sumo a la corriente paradigmática.
Fantasias pervertidas de ayer y hoy presentó...