domingo, marzo 12, 2006

La droga mas poderosa de Satan.

En la noche en cuestión, le solicite de ducharnos antes que nada. Pero en plena operación de fregada del jabón, los cuerpos se fregaron y no se pudo evitar que de la fricción surgieran las chispas del ardiente deseo. Debajo de la lluvia que caía la alce por sobre mis piernas reclinadas contra la pared y la penetré desesperadamente. Se quejo pero lo disfruto, era la forma salvaje que teníamos a veces de amarnos. Las gotas de la ducha, caían sobre los cuerpos fusionados, lubricando los fuertes roces que teníamos. Cuando nos pudimos sentar, luego de buscar la protección. Ella estaba encima mío con sus piernas abrazándome, mientras yo la tomaba por las nalgas y la balanceaba contra mí. El agua nos bañaba mientras otro mar corría entre nuestros sexos. El liquido nos caía tan fuerte sobre los ojos que decidí cambiar de posición. Me recline sobre un costado para poder recostarla sobre el piso de la ducha y en parte sobre el pasillo de salida. Seguimos ahí, entrando y saliendo, mientras estábamos mitad adentro y mitad afuera de la lluvia. El orgasmo fue tan fuerte que los gritos resonaron por todo el lugar, con un efecto de eco producido por el interior de la ducha y con la lluvia como música de fondo. Luego de un cunnilingus sobre el sillón, seguimos en la cama, para terminar dos veces mas, fusionados, sudando abrazados y entrelazados por el sexo que urgía terminar con el tiempo corriéndole encima. Hay algo mas, pero eso es para otra historia y además compartida con otro blog mío.
Fantasias pervertidas de ayer y hoy presentó...

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