Foto: Megan Fox
"Nunca he conocido a un hombre tan ignorante que no haya podido aprender algo de él."
Galileo Galilei.
Ya hablamos de razones para ir de trampa, pero aquí vamos a clarificar esas razones en las categorías del hombre. Que clases de infieles hay? Aunque este apartado puede parecer estereotipado, cabe aclarar que no son categorías rígidas y algunas puede que tengan elementos en un solo hombre. O que algunas se combinan según el tipo masculino. Esta categoría solo sería estática en un hecho puntual. Un mismo hombre puede ser culposo y luego volverse pirata con los años. Todo esto es dinámico.
El pirata: Es el clásico ejemplo del infiel. Se siente macho por hacerlo, pero no le gusta que se lo hagan a él. Sus razones para hacerlo siempre son las que le hagan sentirse mejor con su ego. Es más hombre porque tiene varias, pero cuando lo descubren es el más patético de todos. Ahí se da cuenta que perdió o que ganó. Para no ser la peor versión de un pirata, es mejor tener claro que queremos con la trampa, porque lo hacemos y si nos bancamos las peores consecuencias.
Todas las razones son válidas en nuestra cabeza, a lo que determina si vale para el resto, son los resultados de la realidad. Hacerse el macho es quizás un razón pobre, pero hay peores. Las mujeres le escapan a este tipo de hombre, las que son inteligentes. El que huele a pirata, algo que ya hemos tratado, espanta a las posibles amantes. Lo único que puede atraer un pirata es mujeres interesadas, prostitutas amateur, narcisistas; las peores clases de mujer en resumidas cuentas.
El culposo: Generalmente, es el que lo hace por primera vez o en sus primeras trampas. Algunos pocos se mantienen con esta actitud, pero no siempe puede durar, Puede que ellos se mentalicen en que son tramposos e internamente esos les de culpa. Ninguna va a soportar demasiado a un llorón que está todo el tiempo fustigándose por lo que hicieron. Aunque lo esconda, se le manifiesta la culpa por otro lado, perseguiendose solo o actuando siempre con paranoia. Casi ninguna amante se excita con un tipo paranoico. Y si lo hacen, fíjate si no les excita en realidad, el verte sufrir. Ya lo hemos dicho, si te da culpa, no lo hagas. No estás hecho para esto.
El vengativo: La razón de su infidelidad es vengarse de su pareja, que le fue infiel primero. Si no se entera, no sirve de mucho. Si se entera, fallaste como infiel, contándolo vos mismo. Esto puede derivar en dos cosas, o le importa y eso destruye la relación, aunque sigan juntos en un vínculo tóxico. Si no le importa que le hayas sido infiel, además de que esa relación nunca sirvió y recién ahora te enterás; sino que fracasaste en tu objetivo de venganza. Es una pobre venganza hacerle lo mismo. Si lo vas a hacer, hacelo por vos, disfrutándolo en secreto.
El turista: Es el que cada tanto quiere pasar un buen rato. Que no quiere líos con las amantes, que es desapegado. Estas es quizás en una de las más sanas formas de infieles. No genera problemas, lo hace cada tanto, se cuida mucho. Esto último siempre y cuando sea un infiel inteligente. No quiere dejar a su pareja, pero tampoco quiere lastimarla. Para él, ser infiel es tomarse vacaciones de la rutina, para luego volver a la relación oficial. Si lo hace bien, puede estar años así, pero como ya dijimos en otros capítulos. No debe forzar situaciones ni relaciones, ni tampoco mostrarse como tramposo.
Antiguamente, las mujeres toleraban a este tipo de infieles. Las esposas de siglos pasados, soportaban que fueran con otras mujeres, mientras que volvieran con ellas. O mientras que a su familia los proveyera de todo, ellas hacían la vista gorda de sus cuernos. Esto escaló a níveles tan escandalosos que algunos no escondían a sus amantes, como vemos en películas o novelas de época. Hoy en día, las mujeres no tolerarían semejante trato. Así que cuidado, una mujer que calla, no es que otorga. Puede que solo esté planeando su venganza, dejarte sin nada o humillarte públicamente. Es impresionante como antiguamente, al no haber buenos métodos anticonceptivos. Los hombres podían volver con la esposa, pero quizás con un hijo abajo del brazo, en el mejor de los casos. O en el peor, con una enfermedad venérea encima. En la actualidad, estamos más protegidos de eso, aunque las mujeres lo toleraran menos.
El votante indeciso: Así como el que llega al día de los comicios y no sabe que boleta poner. Existe el infiel que no se decide si dejar a la pareja y seguir con la amante, o cortar con la amante y seguir en la relación actual. Hay muchas circunstancias que puede ayudar en esta conyuntura. El problema no reside en como es el hombre, sino en lo que hace. Puede que mantengan a la amante a la expectativa de una pronta separación, con lo que estarían juntos. Esto tarda mucho en suceder, a menos que la realidad le de un empujoncito. La amante puede que se canse de esa indefinición. La oficial puede que se de cuenta que algo está pasando, ya que su trato y actitudes para con ella, han variado. No diremos que es la peor versión de un infiel, porque generalmente esto resulta ser temporal. A veces, combinado con el siguiente ejemplo.
El de transición: Parecido al anterior, solo que un poco más definido, sabe que la relación oficial está acabada. Solo está esperando el momento justo. Esto solo dura un tiempo, es el ejemplo que menos prolifera o que perdura en el tiempo. Aunque esté meses aun con la oficial y solo tenga amantes ocasionales, este hombre sabe que su relación no va más. Quizás solo espera para saltar de un barco a otro, lo cual no es del todo recomendable. Si ves que una relación no va más, dejala y busca otra.
Bancate la soledad. O quizás ya está con alguien más, pero o bien la otra no es confiable, lo que debería hacerle evaluar sus opciones. O bien, ella está a la espera de su definición, lo cual mejor que sea pronto. Las mujeres huyen de los tipos que están por separarse, puede que tengan algún encuentro, pero no piensan en algo serio con él. Muchas otras, directamente les escapan. Es como el tipo que todavía llora a la ex, pero peor, ya que aun no se separó. Como dijimos antes en otro ejemplo, el tipo de mujeres que atraes no es el mejor, y a las que valen la pena, las espantás. Mientras más dure esta situación, más dañiño resultará para el espíritu y la vida del hombre en cuestión.
El hedonista: Es el de la razón más superficial, lo hace porque le gusta, lo disfruta. Quizás se siente más macho, como el pirata. O se siente más vivo, como el turista. No importa eso, lo que si vale es que no es un tipo en transición, tiene muy claro lo que quiere. No es culposo para nada. Lo que nos lleva a preguntarle. Sos acaso un narcisista. El narcisista sería una patología, que esconde algo detrás. No es una categoría de infiel. El narcisista es un problema psicológico, que solo deriva en hacer sufrir a las mujeres y a otros hombres. Si es un sano hedonista, no un narciso de ley, es el infiel que sabe esconder sus trampas. Que no se ve como uno, pero tampoco como mojigato. Que quizás no le promete nada a nadie, o si lo hace, no en su interior. Si hace bien sus fatos, podrá estar bastante tiempo libre y disfrutando de la vida. Para este tipo de infiel, lo que importa es disfrutar, el amor no es relevante y el placer es lo que lo motiva.
El Don Juan: Es el hombre que varía apenas del anterior, su motivación es más autorreferencial que a la del hedonista. Lo hace por sentirse más hombre, o es infiel para enaltecer su ego, porque puede hacerlo. Suele ser menos discreto que el hedonista, más evidente que el pirata. Está en su naturaleza ser infiel. Ya sea porque la biología lo hizo un hombre atractivo en su fisonomía o debido a que es un galán nato, no puede ser fiel. Con las mujeres se da el mismo caso, atrae de la peor clase. Sus amantes puede que lo usen, que lo vean como un muñeco de colección o como cajero automático.
El Don Juan a diferencia del hedonista, estará dominado por sus relaciones con las mujeres. Ellas marcarán sus tiempos, determinarán sus actitudes, le modificarán la vida. El Don Juan se cree libre, pero en realidad es un prisionero. Puede que aquí puedan ir los adictos al sexo, lo cual es otra patología. Puede que solo sea adicto a la atención femenina, lo que lo lleva a deprimirse si no le prestan atención sus amantes. Es la variante más nociva el hedonista, dominado completamente por sus impulsos.
Deben existir muchas clases, pero estas son las más conocidas o generales. De surgir otras con algún nuevo tema, serán incluidas más adelante.
Fantasías pervertidas de ayer y hoy presentó...