La protagonista cambia de amo o se la van pasando, contradiciendo las reglas de ese mundo de la sumisión y el bondage, el amo es el responsable de su esclava y único beneficiado con subyugarla, no tiene sentido que un estereotipo tan egoísta la preste o cambie a otro. Puede que lo hiciera como parte de la humillación, en alguna que otra ocasión, pero no de forma permanente. Dejar ir no está en el carácter de un amo. La historia es reiterativa y las imágenes eróticas son poco excitantes. ¿Dónde están las escenas de sexo donde la mujer goza? ¿Dónde hay hombres que arrancan gritos de placer a su pareja? No, esta patética literatura que se dice erótica, esta repleta de azotes, humillaciones, golpes y esclavización. ¿En donde quedó el orgasmo? Se lo olvidaron. Creo que hay más erotismo y amor sexual, en ciertas novelas románticas a las que se acusa de ingenuas o naif; pero lo que es esta clase de lectura, son un fiasco.
Fantasías pervertidas de ayer y hoy presentó...