Es esta una gran verdad, aunque el discurso actual sea que ellas pueden usar el escote que desean sin que nadie les diga nada. Y eso es cierto, está perfecto, dejemos esa mojigatería de andar tapados como en el siglo XVII. Pero claramente, si un hombre las mire, aunque sea de pasada, banquensela. No adhiero a los pajeros que miran casi pegando sus ojos al valle del placer pectoral, ni tampoco a los que gritan guasadas. Pero deberían tomarlo como de quien viene y no andan ofuscandose y armando marchas por nada.
Fantasías pervertidas de ayer y hoy presentó...
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