-Después de tanta actividad física, un buen relajante.-me decía.
Casi estaba dormido, entré en un estado de semiinconsciencia, ni en un lado ni el otro.
Mientras tanto, me hablaba. Pero no me dejaba decir nada. En un momento quise comentar y me puso un dedo en los labios para que guardara silencio.
-Vos sos de esas personas que se les nota en la cara lo que les pasa por dentro. Tenés algo que te angustia. Ssshhh. No, no hables. Solo escuchá mi voz, dejá que te lleve a la completa relajación con ella y la ayuda de mis manos. Para lograr esto, tenía que agotarte, que esto no te excitara en vez de relajarte. Y eso en vos no es fácil de impedir. Sos muy pasional, pero apaciguado..."
Cap. 10 "Corazones rotos, heridas abiertas y mentiras reveladas.", Concerto Grosso.
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